lunes, 11 de junio de 2007

Me llaman cándido.

Prefiero ser cándido y equivocarme, que no intentarlo.




Míralo aquí. Y en Moscas en la sopa.

7 comentarios:

Maripuchi dijo...

Creo que lo último que se debe perder en esta vida es la inocencia.
Estoy contigo. No nos diferenciamos tanto: nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos... Más allá de diferencias culturales (jamás insalvables) somos personas. Todos lo somos.

Besotes.

Blanca dijo...

Todos somos iguales, lo único que nos diferencia es la "gran política", tan pequeña para la ciudadanía, llámese israelí, marroquí, argentina, norteamericana, española, gambiana o polaca.

Y dicho ésto y sabiendo que tienes problemas con tu ordenador, si llegas a leer este comentario, entra por favor en tu mail de yahoo y contéstame a mi o a Rafa Almazán lo que te proponemos.

Un besito

garib dijo...

¿Por qué la esperanza y las buenas intenciones están tan denostadas últimamente? ¿Por qué es la segunda vez en poco tiempo que tengo que decir algo así en algún blog?

Juan Luis Nepomuceno González dijo...

Joder, pues al final va a ser usted picajoso de verdad. Las candideces a las que yo me refería no tenían nada que ver con el tema de este post. A lo mejor para usted sí. De todas formas, primero habrá que poner de acuerdo a los palestinos para que no se maten entre ellos, digo yo. Es otra opinión, se aceptan chaparrones.

Juan Luis Nepomuceno González dijo...

Y ésto no me lo he inventado yo con la mala leche que me caracteriza.

Gracchus Babeuf dijo...

Don Filo, ha conseguido irritarme. El titular de prensa que enlaza es desolador.

¿Somos mejores nosotros?

Todos pertenecemos a tribus asesinas. Debemos hacer un esfuerzo consciente para salir de la barbarie.

No encontrará el camino por el enfrentamiento. El vídeo intenta explicar que somos hijos de nuestro entorno. Por lo tanto, modifiquemos el entorno, favoreciendo las salidas pacíficas.

Hay una alternativa: la guerra. Ciertamete es más sencilla de entender.

Juan Luis Nepomuceno González dijo...

No ponga en mí palabras que no he dicho. El titular es desolador y el panorama también. Yo no creo en la guerra como solución, querido amigo. Claro que no somos mejores que nadie, pero tampoco mucho peores. Incluso comparto con usted que cambiando el entorno se favorece la CIVILIZACIÓN, y se sale de la barbarie, salvo excepciones cercanas. La iniciativa cuenta con mi simpatía aunque me reservo ciertas dudas sobre su efectividad dada la complejidad del asunto que nos ocupa y de la poca capacidad de análisis con la que un servidor, como habrá podido constatar, cuenta habitualmente.
Y nada más lejos de mi intención que irritarle, aúnque no me negará que el título de su post tenía cierto afán provocador, lo cual le honra.
De todas formas, a pesar de pertenecer a tribus asesinas, usted sigue llevando el sombrero con mucha más elegancia.

Pero no acompañó a Eduardo

Pero no acompañó a Eduardo