miércoles, 9 de julio de 2008

Mujeres admirables

Me han estremecido un montón de mujeres, como decía el cubano aquel que canta.

Leo loas.

Leo loas a mujeres vascas, admirables dicen, dimisionarias en el Partido Popular del País Vasco.

¿Cuál es su mérito? Mejor preguntar cuál es su drama.

Era secretaria de un concejal del PP en Donostia. Un día, tras una jornada de trabajo, se fueron a la parte antigua a tomar unos potes. Y un hijo de puta sin entrañas se acercó por detrás y descerrajó un tiro en el cerebro de su jefe.

Ella se echó a la espalda la responsabilidad de perpetuar el legado político del asesinado. Y en sí es una tarea digna de elogio, porque si el mensaje político del asesinado se esfuma, el trabajo del asesino resulta fecundo.

Me admira su licenciatura en filología bíblica trilingüe: Griego, Hebreo y Arameo.

Pero políticamente, no me dice nada. Lamento sinceramente el mal momento que pasó junto Gregorio Ordóñez. Nada más.

Me han estremecido un montón de mujeres. Pero esta no.

martes, 8 de julio de 2008

¡Que me piro, vampiro!

Concurso: ¿Dónde está Babeuf?

domingo, 6 de julio de 2008

¡Gora San Fermín,guapa!

Y un buen verano para todos.

viernes, 4 de julio de 2008

El mejor premio

Hoy he recibido el mejor premio al que podía aspirar.


La madre de una víctima del 11 M me envía un correo en el que me pide permiso para incorporar un texto mío a su página. En ese blog intenta, con todo el cariño de una madre, mantener vivo el recuerdo de su hijo Rodrigo, asesinado en Atocha. También copia-pega una entrada de Animal Político.


Me provoca emoción y orgullo.


Ahora sólo falta copiar el enlace de la página, para que podais visitarla. Pero no debo. Me pide en su correo que no la difunda. Parece que hay multitud de enfermos que acostumbran a irrumpir con comentarios insultantes en Internet contra las víctimas de los atentados del 11 de marzo, y contra sus familias.


Sin más palabras.


Aquél que roba nuestros hijos, roba también el sabor de los frutos del jardín de la tierra, roba la esperanza de las estrellas y la calma de las horas. Y hace del cielo un mármol frío donde yacen nuestras súplicas…

Pero no acompañó a Eduardo

Pero no acompañó a Eduardo