Para la libertad sangro, lucho, pervivo. Para la libertad, mis ojos y mis manos, como un árbol carnal, generoso y cautivo, doy a los cirujanos.
Hoy he leído un poema y me he acordado de vuestras fotos. Tengo veinte años más que vosotros. Veinte años más que nunca cumpliréis. He visto a tu padre morderse los labios y mirar al cielo. He visto a tu madre encogerse de dolor, hasta casi desaparecer.
Para la libertad siento más corazones que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas, y entro en los hospitales, y entro en los algodones como en las azucenas.
En homenaje a Raúl Centeno y Fernando Trapero, asesinados.