En el verano de 2002, cuando se anunció la candidatura de Alberto Ruiz Gallardón a la alcaldía de Madrid, Manuel Melis, en ese momento Director General de Infraestructuras del Transporte de la Comunidad de Madrid pegó un salto, y derramó, una vez más, su café sobre el teclado de su, una vez más, nuevo ordenador.
Manuel Melis había sido el eje de las dos ampliaciones de metro emprendidas por Ruiz Gallardón como presidente de la Comunidad de Madrid. Megalómano, misógino, hiperactivo… Es un personaje ante quien nadie queda indiferente.
Decidió pasar a la acción: ¡Me quiero ir con Gallardón al Ayuntamiento!
En el mes de invierno de ese año citó en Alcorcón, en la sede de Mintra (empresa pública de la Comunidad de Madrid de la que era Consejero Delegado) a representantes de las más importantes constructoras ( Sacyr, OHL, Ferrovial-Agromán, ACS-Dragados, FCC), y les propuso:
Me voy con Gallardón al Ayuntamiento, ¿Qué propuesta le puedo llevar como proyecto estrella?
En esa “tormenta de cerebros” (vamos a ser indulgentes) nació la obra clave de la candidatura de Ruiz Gallardón: el soterramiento de la M-30.
No fue una iniciativa del alcalde. Fue una iniciativa de las constructoras. Por y para las constructoras. No tiene ninguna relación con las necesidades de los madrileños. Durante los próximos 35 años lo pagaremos los madrileños. Durante los próximos 35 años lo cobrarán las constructoras.
domingo, 14 de enero de 2007
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1 comentario:
Lo que cuentas es muy grave y muy serío. Te he citado en mi comentario sobre la seguridad en el túnel. Es terrible que Gallardón ponga en peligro la salud pública. http://www.ociocritico.com/oc/blogs/salud/?p=815
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