Todo el panorama, desde el día 30 de diciembre, ha sido desastroso. Decepción, angustia, dolor por los desaparecidos. Miedo a que los últimos cuarenta años de terrorismo no tengan fin.
Después de la mani del sábado, creo que debemos buscar un hueco a la esperanza. Que se crispen ellos o , mejor aún, que se "descrispen" de una vez.
Tras días haciendo un llamamiento a la movilización, es el momento de hacer un llamamiento al optimismo, a la esperanza de paz, a la fe en que quede un resquicio de una posibilidad...
Y al orgullo, por la capacidad de un pueblo de ser solidario y responsable.
domingo, 14 de enero de 2007
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