El Consejero de Sanidad de Esperanza Aguirre es un hombre afortunado. Es el yerno de Fabra, el siniestro presidente de la Diputación Provincial de Castellón al que le toca repetidamente la lotería.
Su mujer ha entrado en las listas del PP a las generales, por lo de aquí a pocas semanas será diputada, y por lo tanto, aforada. Eso es muy útil en las actuales circunstancias procesales.
El Consejero Juan José Güemes (no, no seáis malos, que no se llama Borja Mari), es noticia hoy, porque se ha sacado de la manga un nuevo sistema retributivo para los sanitarios de los nuevos hospitales de Madrid.
Este nuevo modelo incluirá una “retribución variable que primará a aquellos empleados que rindan más y consigan reducir o controlar los costes en, por ejemplo, pruebas diagnósticas o gasto farmacéutico”.
Esto quiere decir que si me atiende un médico, y me envía a hacerme una prueba, para ver qué me pasa, cobrará menos que si me tranquiliza, y me manda a casa a tomar frenadol y leche caliente.
Y esto lo llama el Consejero de Sanidad “eficiencia”. Pues no, Señor Güemes. La eficiencia de un médico no se mide con criterios económicos. La eficiencia de un médico sólo se mide en la salud de sus pacientes. Si yo necesito un TAC, el médico no puede estar pensando si esa decisión afecta a su sueldo.
Esto de escribir de política, a alguno le puede acabar resultando un entretenimiento pasajero. Pero noticias como esta demuestran que la política, a medio plazo al menos, determina nuestra calidad de vida.
Actualización: Veo en Derribando Barreras un vídeo sobre las urgencias de La Paz. Demasiado hacen los sanitarios.
Su mujer ha entrado en las listas del PP a las generales, por lo de aquí a pocas semanas será diputada, y por lo tanto, aforada. Eso es muy útil en las actuales circunstancias procesales.
El Consejero Juan José Güemes (no, no seáis malos, que no se llama Borja Mari), es noticia hoy, porque se ha sacado de la manga un nuevo sistema retributivo para los sanitarios de los nuevos hospitales de Madrid.
Este nuevo modelo incluirá una “retribución variable que primará a aquellos empleados que rindan más y consigan reducir o controlar los costes en, por ejemplo, pruebas diagnósticas o gasto farmacéutico”.
Esto quiere decir que si me atiende un médico, y me envía a hacerme una prueba, para ver qué me pasa, cobrará menos que si me tranquiliza, y me manda a casa a tomar frenadol y leche caliente.
Y esto lo llama el Consejero de Sanidad “eficiencia”. Pues no, Señor Güemes. La eficiencia de un médico no se mide con criterios económicos. La eficiencia de un médico sólo se mide en la salud de sus pacientes. Si yo necesito un TAC, el médico no puede estar pensando si esa decisión afecta a su sueldo.
Esto de escribir de política, a alguno le puede acabar resultando un entretenimiento pasajero. Pero noticias como esta demuestran que la política, a medio plazo al menos, determina nuestra calidad de vida.
5 comentarios:
Tengo experiencia, desgraciadamente, en los hospitales públicos de la CAM, como bien sabes.
Cada vez que voy (y voy con frecuencia), hay algo distinto estropeado, que a la siguiente vez no se ha reparado.
Ésto también hace que los hospitales (del tamaño que son en Madrid) se colapsen hasta límites insospechados: padres con sillas de niño subiendo o bajando pisos y pisos por las escaleras, ancianos con bastón, enfermos con pijama del hospital...
Sin palabras. A Borjamari, por cierto, le mandaba yo una temporada a mantenimiento del Clínico, por poner un ejemplo.
¡Caray, al ver la foto creí que era Jorge Moragas! Deben cortarlos a todos por un mismo patrón.
En cuanto a la bestialidad que citas, no deja de ser una implantación de los sistemas que desde hace años rigen a la sanidad privada.
Pues empieza pronto a meter caña, el señorito Güemes. A mí ya me tocó sufrirle directamente en mis carnes cuando fue consejero de empleo hasta mayo del año pasado. Y bastante que nos fastidió a todos los que trabajamos en el ámbito de la orientación y la intermediación laboral.
Cuando le pusieron de consejero de empleo en el 2003 yo flipé. ¿Un tío tan joven en una consejería de las guays? Claro, tenía truco, es yerno de quien es.
Y ahora consejero de sanidad, para terminar de rematar la pública, supongo.
Qué depresión.
Este niñato de la foto es el perro faldero que lleva pegado al culo, desde hace bastante tiempo, la analfabeta Esperanza Aguirre.
!que crudito lo teneis en Madrd!. Este soplapoyas es el que dirige la salud de los madrileños. Y yo me pregunto ¿no se le habrá ocurrido declarar zona epidemiológica nacionalcaltólica el Barrio de Salamanca?.
La alcaldesa de cartagena ya va camino del Congreso, es decir, del aforamiento. Se acercan tiempos duros y hay que protegerse.
Publicar un comentario