Mi amigo Daniel Isaac, me regala un poema de Jaime Sabines, de quien nada sabía:
Confiaremos en la mala memoria de la gente,
ordenaremos los restos,
perdonaremos a los sobrevivientes,
daremos libertad a los encarcelados,
seremos generosos, magnánimos y prudentes.
Nos han metido las ideas exóticas como una lavativa,
pero instauramos la paz,
consolidamos las instituciones;
los comerciantes están con nosotros,
los banqueros, los políticos auténticamente mexicanos,
los colegios particulares,
las personas respetables.
Hemos destruido la conjura,
aumentamos nuestro poder:
ya no nos caeremos de la cama
porque tendremos dulces sueños.
Tenemos Secretarios de Estado capaces
de transformar la mierda en esencias aromáticas,
diputados y senadores alquimistas,
líderes inefables, chulísimos,
un tropel de putos espirituales
enarbolando nuestra bandera gallardamente.
Aquí no ha pasado nada.
Comienza nuestro reino.
Y el visitante, Imperialisto, otro (no cita autor), que mi torpeza me impide entender:
Ahora ya es tarde. Quisimos
tocar con las pobres manos
el prodigio.
Ahora ya es tarde: sabemos.(No supimos lo que hacíamos)
Ya no hay caminos. Ya no hay
caminos. Ya no hay caminos.
(Reunión de personas respetables, según Don Francisco de Goya).
3 comentarios:
Si te gusta la poesia este hombre, Jaime Sabines, es de lo más enorme que he leído.
Su "Adán y Eva" es genial.
Gracias Babeuf.
Sueñen cosas hermosas.
Si señor!
Doy fe...
Salut!
Venía de dar un paseo por el campo con el perro, hoy es viernes y alguna ventaja tenía que tener vivir en Alpedrete, y he entrado en tu bitácora Monsieur Babeuf y he recordado un poema de Pedro Salinas que con mucho gusto te regalo:
Entre el trino del pájaro
y el son grave del agua.
El trino se tenía
en la frágil garganta;
la garganta de un bulto
de plumas, en la rama
y la rama en el aire
el aire en el cielo, en nada.
El agua iba rompiéndose
entre piedras.Quebrado
su fluir misterioso
en los guijos, clavada
a su lecho, apoyada
en la tierra, tocándola
lloraba
de tener que tocarla.
Tú vacilaste: era
la luz de la mañana.
Y yo, entre dos cantos,
tu elección aguardaba.
¿Qué irías a escoger,
entre el trino del pájaro,
fugitivo capricho,
-escaparse, volarse-,
o los destinos fieles,
hacia su mar, del agua?
Esperemos que podamos escoger durante mucho tiempo nosotros y los que nos siguen, que sigan existiendo cantos y guijos, trinos y arroyos. Que no nos los cambien por ladrillos y cemento, especulación y tedio.
¡A relajarse el "el finde" que nos cambian la hora.
Un abrazo a Babeuf y los que les gusta la poesía.
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