sábado, 17 de marzo de 2007

Caja de ahorros de Pontevedra


Hace muchos años, yo vivía en la Calle Donoso Cortés, de Madrid. Por ese barrio veía habitualmente a un mendigo, que se les llamaba entonces, ahora se llaman Homeless, que siempre estaba leyendo algún libro, tirado en las escaleras de cualquier portal.


Cuando preparaba una de las muchas mudanzas que he sufrido, decidí bajarle una caja con papeles, para que pudiera venderlos al peso. En la prehistoria de la que vengo había traperos que pagaban por el papel. Cuando vió de qué se trataba, exclamó: "Cojones, una curva de oferta y demanda". Sí, eran mis apuntes de economía.


Sorprendido de que supiera de microeconomía un mendigo que dormía en la calle, le pregunté, y esto es lo que contestó:


"Yo tengo estudios. Cuando era joven, llegué a ser director de una sucursal de una caja de ahorros en Pontevedra. Pero me gustaba mucho el vino. Y las putas. Como Pontevedra era una ciudad muy pacata y conservadora, los ejecutivos de la Caja se preocuparon de la imagen que daba de la entidad, y me pusieron ante una disyuntiva: Tuve que escoger entre la Caja de Ahorros y las putas.Y escogí", me contó entre carcajadas desdentadas.


Probablemente me mintió, pero la historia tiene su cosa, ¿verdad?

5 comentarios:

Unknown dijo...

Parafraseando una escena de Pretty Woman la decisión no debió de ser fácil porque no hay tanta diferencia entre las alternativas. Tanto la Caja como las putas joden por dinero.

Maripuchi dijo...

Alguna vez han echado por la TV algún documental sobre los sintecho.

Muchos de ellos tienen una vida pasada rota por drogas o alcohol.

Una auténtica tristeza.

Daniel Isaac dijo...

... Cuando el estado queda al margen de la ley, de la constitución, es cuando nacen los desamparados..."derecho a vivienda digna"?

...Ellos,ellas, son las víctimas de un delito de estado.

RGAlmazán dijo...

A veces ser mendigo (pocas veces) es una elección. Yo también he conocido un caso y os aseguro que era parecido al que expone Babeuf y era verdad.

¡Ojalá sólo hubiera mendigos por propia elección!

Salud y República

Anónimo dijo...

Pues yo le creo. Al fin y al cabo eligió: las putas y el vino, pero el planteamiento parece más que claro, no?

Pero no acompañó a Eduardo

Pero no acompañó a Eduardo