jueves, 5 de junio de 2008

¡Que quiero hablar yo!

Los proyectos de Alta Velocidad no son incuestionables.

Los trazados son discutibles y deben ser discutidos. Cuando el TAV se pone en marcha, RENFE disminuye o incluso suprime servicios de ferrocarril ordinario. No presta servicio a las localidades intermedias, pero la cicatriz territorial afecta especialmente a los pueblos y a esas localidades a las que no beneficia.

Los procedimientos de ejecución, la valoración de las expropiaciones, las subcontrataciones y la política laboral, el tratamiento medioambiental… Son argumentos que fundamentan la crítica razonada a las líneas de Alta Velocidad.

Cuando conviene aumentar el tráfico de mercancías por ferrocarril, para reducir el tráfico rodado de pesados, el abandono de las líneas tradicionales a favor de los servicios de Alta Velocidad, no parece una decisión muy acertada.

Pero, de repente, interviene ETA. Con una bomba en una de las empresas concesionarias.

Y ya no puedo seguir cuestionando la política de Alta Velocidad Ferroviaria. Los atentados salpican y contaminan la crítica política.

La actividad de los terroristas nos imposibilita la crítica. Que callen las bombas, que quiero hablar yo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo pervierten todo. No sólo ETA, que demuestra una vez más su desprecio a defender democráticamente distintas opcionaes, sino también los que aprovechandose precisamente de ETA, acusasn a los que mantenemos posiciones contrarias al AVE de connivencia con los terroristas.

Diego Fernández Magdaleno dijo...

Así se habla, Gracchus.
Saludos,
Diego

HIPATIA dijo...

En mi opinión su reserva es excesiva.
¡hasta ahí podíamos llegar¡ depender de ETA para opinar.
una causa no es mejor o peor porque ETA la asuma.
por la misma razón que el uso de preservativos no es bueno porque la jerarquía católica lo condene.
en ambos casos el posicionamiento de dichas organizaciones no debe tenerse en consideración.
si ETA asume como propia una reivindicación de ciertos colectivos éstos han de publicitar expresamente su rechazo de tal colaboración.
la defensa por ETA de los proyectos o causas que manifiesta apoyar, incluso la independencia, no es argumento a favor ni en contra, simplemente NO es argumento.
otra cosa es el espacio de publicidad que los medios de comunicación regalen a ETA con este y otros motivos.

En el caso que usted plantea me abstengo de opinar, no porque ETA haya actuado, sino por causa de mi deficiente conocimiento de la conveniencia o no de la implantación del TAV que me impiden tener una opinión (in)formada.
en su comentario observo que también usted tiene sus dudas.
entiendo que un estudio apropiado debe comtemplar magnitudes y circustancias (medioambientales, económicas y tecnológicas) a largo plazo y por tanto de difícil evaluación, quizá por ello existen alrededor de este tema demasiadas opiniones basadas exclusivamente en fundamentalismos de uno u otro signo.

Euphorbia dijo...

Cuanta razón tienes Gracchus, lo que toca ETA tiene que ser defendido a partir de ese momento...
Qué se lo digan a los vecinos de la Sagrada Família que con el empeño que tienen los políticos con que el AVE pase al lado aún se la van a cargar, entonces sí que esto sería un cachondeo.
Un saludo acongojado.

Freia dijo...

No se me había ocurrido verlo desde esa perspectiva...

Bernardo dijo...

Extrapolar conclusiones siempre resulta arriesgado: A Hitler le gustaban los perros; a mí me gustan los perros. Luego ¿me parezco a Hitler?

¡No!

El hecho de que unos terroristas apoyen unas ideas, no deslegitima a las ideas, sólo a los terroristas.

Blanca dijo...

En países como Argentina, se desmanteló la economía del país hace ya muuuuuchos años cuando el lumbreras que gobernaba en ese momento decidió quitar el ferrocarril de sitios en los que solo tenían ese medio de transporte fiable.

Cuando empiecen a quitar las paradas de muchos pueblos y muchos destinos, ese día será el fin de muchas cosas.

Pero no acompañó a Eduardo

Pero no acompañó a Eduardo