jueves, 20 de septiembre de 2007

Me han estremecido.

Yo nací en 1963.

Ese año, se eliminó del Código Penal la figura del Uxoricidio.

Etimológicamente, significa 'Dar muerte a la esposa'.

En España, hasta ese 1963, si un hombre sorprendía a su mujer en adulterio, podía asesinarla. Y su pena era desplazar su domicilio entre 25 y 250 kilómetros.

Vamos, que si encuentro a mi mujer con el butanero en Madrid , y la descuartizo, podía el juez obligarme a ir a vivir a Buitrago de Lozoya, en el mejor de los casos. En el peor, a Valladolid.

(Aclaración para los más jóvenes: Esta entrada es rigurosamente cierta, aunque os cueste creerlo. En 1963, este país estaba gobernado por una dictadura fascista, capaz de esto y de mucho más. Ojo, que no es un post de ficción.)

El mundo que conocemos ha construido su historia de espaldas a la mujer.

Así tenemos nuestra historia hecha unos zorros.

Dar el poder a mujeres como Esperanza Aguirre no va a solucionar el problema. Pero no podemos prescindir nunca más de la mitad de nuestra alma.

Si nos equivocamos, nos equivocaremos juntos.

(Por cierto, siento un muy especial respeto por María Teresa Fernández de la Vega).


11 comentarios:

Eulalia dijo...

Y, aunque esto era lo peor, no era todo.
En el 70 cumplí los 18 años.
En aquel momento, si hubiese podido sacarme el carnet de conducir, solamente lo podría haber conseguido tras haber hecho el servicio social y con el permiso de mis padres.
En el 73 me casé. Esto me libraba del servicio social (se suponía que al casarte ya hacías un servicio a la patria), pero hubiese necesitado el permiso de mi marido para sacarme el carnet.
En el 88 ya hacía 11 años que había democracia en este país, pero algunas personas, al parecer, no se habían enterado, pues fui al banco a pedir un préstamo hipotecario a fin de poder comprar el piso en el que vivía, que su dueño me vendía por (¡agárrate!) 3 millones de pesetas. Si, si, has leido bien. No me he dejado ningún cero. Había por aquel entonces una ley que permitía al inquilino comprar el piso en el que vivía por un precio adecuado a la cantidad que pagara de alquiler.
Era una verdadera ganga, en la Gran Via de Barcelona (ahora no baja de 70 kilos). Pues, bien, el director del banco me exigia el permiso de mi marido, (al que hacía años que había dado la patada en el trasero), pero que legalmente lo seguía siendo.
Como es de suponer no me concedieron el crédito.
¡En fin! a que seguir ¿no? las mujeres hemos sido consideradas siempre las últimas monas de la sociedad.
Por suerte las cosas están cambiando.
Saludos.

RGAlmazán dijo...

Eulalia me ha pisado el comentario complementario y me alegro, lo ha explicado perfectamente. No sabía que hasta el 88 ocurría lo del permiso del marido para el banco. Si práctimente fue anteayer. ¡Qué barbaridad!
Nos quejamos de muchas cosas con razón y decimos que esta sociedad es inmovilista, sólo porque quisiéramos que los cambios fueran más rápidos, y con razón. Pero mirando hacia atrás te das cuenta que "piano, piano" se va caminando, en algunas cosas.

SAlud y República

Naveganterojo dijo...

Desgraciadamente a dia de hoy, aun los hay que se creen con el derecho a castigar a la mujer por cualquier menudencia.
Cuando se casan, ¿alguien les dice que son amos y señores de la esposa?.
Asi nos va.
Salud

Maripuchi dijo...

Mucho camino nos queda por andar aún...
Son tantas cosas las que quedan por cambiar!

Blanca dijo...

En el año 2002, EL AÑO 2002, INSISTO, despues de separarme y quedarme sin previo aviso sin la tarjeta de El Corte Inglés (por razones que no vienen al caso), fui a sacarla a mi nombre... y me dijeron que no me la daban... así, como lo oís... despues de haber gastado en su tienda millones de pesetas, no querían dar su tarjeta a una mujer separada...

¿Cómo os quedó el cuerpo?

Otro día os contaré como continuó la historia...

Naveganterojo dijo...

En el 2002?,pero.... los de el corte ingles son tontos, o se lo hacen?.
Por esa regla de tres..yo que estoy en el paro ahora, tampoco tengo derecho a la tarjeta,no sea que no pague a final de mes.
Penoso.
Salud y republica

Blanca dijo...

Por ahí van los tiros, navegante... piensan que o vas a poder hacer frente a las facturas... los muy gilipollas... ¿qué saben ellos lo que yo gano? ¿por qué siguió mi ex marido con la tarjeta si tambien estaba separado?

Ese es El Corte Inglés... además de más cosas que algún día contaré...

rosamari dijo...

Eso, lo del corte ingles, la herencia de tus padres te la manejaba tu marido, no podías abrir cuentas bancarias tu solita, NO PODIAS DENUNCIAR MALOS TRATOS (¿no eres mujer? algo habrás hecho). Hasta hace 4 días la mayoría de edad era a los 23. Si eras hermana entre varones, era muy fácil que tu no pudieras estudiar. Por ser mujer, tenías la "sagrada" obligación de cuidar a tú a tus padres, incluso era muy fácil que te quedaras "solterona" por tal motivo.
Lo peor, es que muchas de esas cosas siguen sucediendo ahora.
Nos queda todavía un tiempo para que la paridad sea real, sueldos, bajas por maternidad (me refiero a lo real, a lo cotidiano), llevar los niños al médico, etc.

animalpolítico dijo...

Carroza, yo nací en 1965.

Nos cuesta ver el franquismo como lo que es: antesdeayer. Hoy, en la mente y actitudes de muchos.

Saludos

Raúl Pleguezuelo dijo...

Parece mentira y no hace tanto tiempo, por cierto yo nací en el 62.
Ayer viendo el cuentamé, me acorde de mis años en el instituto, se supone que ya estábamos en democracia y en una asamblea de estudiantes en el instituto de embajadores entraron los grises dando palos y abriendo cabezas, yo salté por una ventana. Y es que a la entonces ministra Soledad Becerril, no le gustaban las conspiraciones de estudiantes.
Mi hija me escuchaba como si le hablase de otro siglo, bueno ahora que lo pienso, era otro siglo, je,je.
Que la historia no se repita, en la legislatura de Aznar se empezaron a zurrar otra vez a los estudiantes con saña, cuidadín.

Gracchus Babeuf dijo...

Y a los que éramos estudiantes,que, perseguido por una lechera, me hice Colón - Cibeles en veinte segundos. ¡Y con cuarenta añazos cerveceros!

Pero no acompañó a Eduardo

Pero no acompañó a Eduardo