miércoles, 19 de septiembre de 2007

El tendero de mi calle

El tendero de mi calle es casposo, cutre y facha.

No enciende la luz de la tienda para no gastar. Solo entro yo. Vive de mi sueldo, pues nadie más es capaz de comprar alimentos en tal antro.

La semana pasada, me comentó que le gustaban los corridos de la revolución mexicana. Me sorprendió en ser tan plano y reaccionario, y me los bajé con emule.

Y me enganché.

Como mi última entrada atacaba al PSOE y era espesa, os pido perdón con un corrido, que no una corrida. (Sade, José Tomás y el Toro de la Vega me han convencido: antitaurino, y punto.)

Atentos al acordeón, que es un virtuoso.

8 comentarios:

Raúl Pleguezuelo dijo...

No hay porque pedir perdón, es u digna opinión. Solo un matiz, criticabas determinadas posturas, de determinados dirigentes del PSOE.
Al igual que en IU, en el PSOE somos miles de cerebros pensando, je, je.
Salud amigo.

Maripuchi dijo...

Ciertamente virtuoso.

Seres casposos los hay en todas partes ... en mi barrio no, que es nuevo, pero ya quedé vacunada suficientemente en Lavapiés...

Unknown dijo...

Así sonaba el renault-5 familiar cuando mis padres, mis hermanos y yo nos ibamos de vacaciones.
Evidentemente, la música que se ponía en el coche debía ser del gusto de mi padre, y no como ahora, que son mis hijos los que imponen sus gustos musicales al resto de viajeros.
Tempus fugit.

Blanca dijo...

Para que veas que no tiene nada que ver unas cosas con otras... se puede ser reaccionario y gustarte corridos revolucionarios... debe ser que solo escucha el acordeón y no la letra...

rosamari dijo...

Hay otros mundos escondidos detrás de esos ojos de casposos, muchas veces los etiquetamos y nos encontramos con seres contradictorios.

Gracchus Babeuf dijo...

Que sí, rosamari, que en el fondo sé que es un buen tipo. La príncipal víctima de nuestros defectos somos nosotros mismos.

Recomenzar dijo...

Te encontré en lo de Blanca,muy bueno te blog, saludos

Gracchus Babeuf dijo...

Por lo que veo de mi despertar, se puede volver a dormir.

Pero no acompañó a Eduardo

Pero no acompañó a Eduardo