Contra el terrorismo no caben medias tintas, ni posturas tibias, dicen.
La franja de Gaza es un ghetto en el que viven más de millón y medio de personas, con una densidad de población cercana a los 5.000 habitantes por kilómetro cuadrado. No se puede bombardear objetivos selectivos con esa concentración de población. Y si lo sé yo, lo sabe el ejército israelí. Si bombardeas cuarteles de Hamas, bombardeas a sus vecinos, y asesinas población civil. Hoy hay registrados más de doscientos sesenta muertos. Os recuerdo que en los atentados del 11 M, en Madrid, murieron ciento noventa y uno.
Contra el terrorismo, contra el asesinato sistemático de civiles, no caben medias tintas ni posturas tibias.
Israel es un estado, claro, pero un estado que actúa de forma terrorista. Que regula el flujo de alimentos, de medicinas o de energía a los territorios que ocupa y tortura. Y, llegado el momento, bombardea a seres humanos. Hoy Gaza está llena de sangre.
Me da igual que sea la fiesta de despedida del genocida Bush, el comienzo de la campaña electoral israelí, o una advertencia a Obama.
Todos los terrorismos son iguales, decía algún cabrón con bigote. ¿Mañana le veré llorar ante la sangre de los niños de Gaza, por los bombardeos nazis de la aviación de Israel?
(No pongo fotos de niños muertos. La red está llena de fotos de las víctimas del bombardeo. No me necesita nadie para ver fotos de víctimas del terrorismo).
FELIZ NAVIDAD, CABRONES.
Este DOMINGO 28 A LAS 12 DEL MEDIODÍA habrá una CONCENTRACIÓN ante la Embajada de Israel en Madrid, calle Velázquez 150, metro República Argentina.
Mañana me arrepentiré de esta entrada. O no.