En febrero de este año publiqué una entrada contra un magistrado del Tribunal Constitucional:
He seguido con regular interés la recusación contra un magistrado del Tribunal Constitucional, de cara al recurso contra el Estatuto de Cataluña.
Con gran sorpresa, he leído que uno de los magistrados, D. Roberto García-Calvo y Montiel, elegido a propuesta del centrista Partido Popular, había sido Jefe Provincial de Movimiento en Almería, cuando Arias Navarro (el carnicero de Málaga) era Presidente de Gobierno. ¿Cómo es posible que un partido liberal de progreso proponga como miembro del Tribunal Constitucional al Jefe Provincial del Partido Único Fascista?
“Efectivamente, en abril de 1976 usted es nombrado gobernador civil, cuando es jefe de Gobierno el señor Arias Navarro y en España no hay, en absoluto, una situación democrática. No solamente es gobernador civil, sino que, en aquel momento, eso llevaba aparejado ser jefe provincial del Movimiento, en Almería. Por tanto, usted era gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, es decir, jefe del partido único existe en España en ese momento. No es de extrañar que su propuesta, la propuesta que en principio hizo el Partido Popular para que usted formase parte del Tribunal Constitucional, suscitase polémica, precisamente por esos antecedentes, por ese historial político vinculado a un régimen no democrático, vinculado a la dictadura o a la situación posterior a la muerte del dictador, en un momento en que España no existía democracia.” Diego López Garrido (Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados. Sesión celebrada el jueves, 25 de octubre de 2001)
Por cierto, si pierdes un referendum en el que el PP pide el NO, pues se recurre en el Constitucional lo que perdiste en las urnas. Cuando un recurso del PP en el Constitucional va a ser rechazado, se quita a un magistrado, y solucionado. Cuando Esperanza Aguirre no iba a salir elegida Presidenta en la Asamblea de Madrid, se compra a dos sinvergüenzas, y solucionado.
Hoy compruebo que el diario Público comparte mis preocupaciones: La sombra del franquismo sigue en el Constitucional.