Ni pollos ni cerdos.

Ni pollos, ni cerdos ni hostias. No pasa nada. En España hay, a las diez de la noche del 27 de abril, un solo caso de gripe porcina. El chaval, en el hospital de Almansa, está perfectamente bién, medicado, con la enfermedad controlada, y en vías de curación. El puente lo pasará en casa.

En muchas comunidades, la administración sanitaria ha dado falsos positivos: Cuando un ciudadano que volvía de viaje de México se encontraba un poco cansado (se llama Jet Lag) y acudía a urgencias, le hospitalizaban y añadían un dígito a sus estadísticas. El puto consejero local de sanidad convocaba una rueda de prensa, en la que se ponía el traje de superhéroe, salvador de la Humanidad.

Es cierto que en México hay un número muy importante de muertes atribuibles a la gripe del cerdo. Pero también hay que analizar cuál es el nivel del sistema sanitario mexicano, sobre todo si no llevas encima la chequera.

Me parece mucho más relevante el saber cuántos muertos hay al año en México por desnutrición infantil. O en África por malaria.

Tranquilos, que de esta no se acabará el mundo. Parece sensato adoptar medidas elementales de profilaxis sanitaria. ¿Es necesario la amenaza de una pandemia para que te laves las manos después de cagar?