jueves, 9 de octubre de 2008

Confieso.

Lo confieso. Soy un sindicalista de Comisiones Obreras.

Espero que el haber confesado voluntariamente me sirva de atenuante, y no acabe en los calabozos de la Puerta del Sol, o en la cárcel de Carabanchel. Que no me torture Melitón Manzanas, ni el comisario Conesa, ni Ignacio González. Que no acabe procesado por el Tribunal de Orden Público. Que los servicios de propaganda de Esperanza Aguirre no me saquen en Telemadrid, con una flecha roja apuntando a mi cabeza. Que mi nombre no sea pisoteado, ni que el Güemes me llamen vividor, vago, alborotador a sueldo.

Prometo, a cambio, renunciar a mis ideas, a la defensa de los servicios públicos. Renunciar a considerar que la educación, la sanidad, y el transporte también, son servicios de todos y para todos. Renunciar a sentirme orgulloso de pertenecer a una organización de trabajadores que no necesita apuntarse a última hora a condenar el fascismo de Franco y de su régimen, como hace ahora el PP gallego, porque desde su nacimiento la lucha contra ese régimen fue su primera tarea. Prometo luchar por reformar esa constitución que sinvergüenzas como Esperanza Aguirre dicen defender, sin creer en una sola de las libertades que consagra, y que tiene presente a los sindicatos desde su artículo 7.


CC.OO., reivindica los principios de justicia, libertad, igualdad y solidaridad. Defiende las reivindicaciones de los trabajadores y las trabajadoras; en su seno pueden participar todos los trabajadores y trabajadoras sin discriminación alguna. Se orienta hacia la supresión de la sociedad capitalista y la construcción de una sociedad socialista democrática. (Definición de principio de los estatutos de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras) Porque a veces nos olvidamos de quiénes somos.



9 comentarios:

Antonio Parra dijo...

Lo de Madrid es de juzgado de guardia. Espero que la degenerada de Esperanza Aguirre y el chuloputas de Güemes sean procesado por difundir de forma grosera y señalando con flechas las cabezas de los trabajadores que justamente se manifestaban libremente ante otro esperpento de la sanidad madrileña.
Desde Extremadura, solidaridad con pacientes y trabajadores de los centro sanitarios madrileños y repulsa absoluta por la forma de proceder de esta tipa que, por lo visto, han elegido los madrileños en las urnas.

Antonio Rodriguez dijo...

Después de más de 30 años de militancia sindical en CC.OO. el desprecio que estos personajes mantienen con respecto a los sindicatos solo es comparable a los tiempos de la clandestinidad.
Estos entienden el sindicalismo como reivindicación exclusiva de los salarios. No piensan que un sindicato tenga también entre sus principios el carácter sociopolítico, lo que implica además la reivindicación y defensa de unos servicios públicos de calidad.
La actuación del P.P: en estos momentos es solo una fuga hacia adelante para tratar de desviar la atención sobre su objetivo principal que no es sino desmantelar todos los servicios públicos de la Comunidad de Madrid.
Y el problema es que en estos momentos la izquierda esta missing y ellos envalentonados porque la sociedad madrileña no reacciona.
Salud, República y Socialismo

fritus dijo...

pues muy bien confesado, y muy bien hecho...que al fin y al cabo, esas 40 horas, y ese fin de semana, y esas vacaciones anuales, y suma y sigue...son logros regados con sangre de sindicalistas.

Lo de Doña Esperanza y sus esbirros no tiene nombre...me estaría escribiendo improperios y no pararía.

Un abrazo

Unknown dijo...

Mi padre fué minero. A poco de legalizarse los sindicatos vió escrito en la galería de una de las plantas del pozo Barredo lo siguiente:
"Si quieres vacaciones apúntate a comisiones".
Le hizo gracia y se afilió al SOMA. En casa somos así.

Anónimo dijo...

Tampoco estaría mal que Fidalgo se releyera la definición estatutaria...
A seguir dando caña!

Naveganterojo dijo...

Me confieso partidario de su confesion,Y confieso que esa confesion me ha impresionado.
Un saludo

SPOOK dijo...

Hubo un tiempo en que pertenecer a CCOO implicaba persecución política (y prestigio social)
Hoy el Madrid de Esperanza lo utiliza como reprobación social.

Ayer la financiación dependia de las cuotas de los afiliados. El trabajo sindical se retribuía con camaradería.
Hoy se financian con presupuesto público y/o donaciones empresariales. El trabajo se encarga a asalariados.

Ayer el trabajo político de CCOO tenía reconocimiento público (y publicado).
Hoy GRACCHUS BABEUF se siente obligado a defender el honor de sindicato.

Ha sido un MAL cambio.

La crítica a la organización no incluye crítica a los afiliados de base.
Ahora que el capitalismo financiero pretende que las pérdidas por su desastrosa gestión del riesgo le sean compensadas con impuestos a los mismos que han perjudicado con dichas prácticas aberrantes es aún mas necesario el sindicalismo, el sindicalismo estilo “GRACCHUS BABEUF”

J. G Centeno dijo...

Al igual que usted soy un delincuente, si bien mi delito ha prescrito, creo, puesto que si bien sigo afiliado a CC.OO. hace ya muchos años, cuando todavía era un contratado laboral por la administración, que deje de pertenecer al comité de empresa del INE. Sin embargo, me solidarizo, absolutamente, con los compañeros de CC.OO, UGT y CGT, que no insultaron, sino que definieron al yerno del ejemplar señor Fabra.

Deyanira dijo...

Vaya, pues resulta que yo también soy culpable del mismo crimen, oigan ustedes.
Confesa.
Y reincidente desde 1989 hasta hoy.

Un abrazo.

Pero no acompañó a Eduardo

Pero no acompañó a Eduardo