martes, 11 de agosto de 2009

Honduras

Confieso que el golpe de estado en Honduras tuvo en mí la capacidad de provocar un sentimiento mezcla de asombro y de esperanza. Por primera vez, los Estados Unidos no solo no promovían el golpe militar, sino que reaccionaban con rechazo, exigiendo la vuelta a la normalidad. No olvido aquél 23 de febrero, cuando el embajador americano en Madrid afirmó que el golpe de Tejero era un "asunto interno". No olvido a Salvador Allende.


Un mes y pico después, ya no estoy tan seguro de si la actitud de EE.UU. y de la Unión Europea está tan comprometida con la legalidad democrática.


Por eso, sin tiempo para escribir más, me sumo a una jornada de lucha global por Honduras. No tanto por su presidente, que me puede hacer más o menos gracia, sino por las víctimas del golpe, que cada día son más. Y sobre todo, porque la actitud de dejar pasar, que permite indirectamente la consolidación del régimen golpista, sienta un precedente peligroso para el futuro de América Latina.


Ojalá me equivoque.




2 comentarios:

ines sabanes dijo...

Siempre tuve dudas sobre la contundencia real de las condenas y su traducción práctica en acciones para devolver la legalidad a Honduras, lo escribí el día 30 de junio en el blog y pasado el tiempo ... los hechos no desmienten las dudas.
Espero que hayas descansado , yo estoy en ello , aunque no del todo .Un saludo

javi dijo...

Está claro que si EEUU y la UE hubiesen querido este golpe sería un recuerdo. Hacen declaraciones de cara a la galería pero no toman ninguna acción determinante.

Pero no acompañó a Eduardo

Pero no acompañó a Eduardo