Por qué gana la derecha integrista en Madrid, cuando los de izquierdas somos virtuosos, solidarios y benéficos. Y ellos no.

Como nadie me paga, y nada a nadie debo, puedo opinar de todo. Y creo que esa libertad de análisis es buena. Buena para mí, y buena para mis compañeros. Pero yo solo no puedo. Espero vuestra ayuda.

¿Por qué gana la derecha en Madrid? Es una derecha muy radical, instalada en conspiraciones y crispaciones. Chulesca. Salpicada de franquismo.

Pero gana las elecciones.

Creo que un motivo muy importante ha sido el nacionalismo español, y el consiguiente anticatalanismo. El PP se ha convertido en el Partido Nacionalista Español. Y en Madrid ha jugado a convertir la rivalidad con Barcelona en un sucedáneo del derby Madrid – Barça. Con boicot al cava catalán y todo. En las tabernas madrileñas, que tanto frecuento, esta forma de hacer política se acogió con entusiasmo. Era sorprendente ver a borrachos aplaudir contra la OPA de Endesa, al grito de “Antes alemana que catalana”. En el tablón de anuncios de mi empresa apareció una lista de vinos espumosos alternativos al cava catalán. Ese año, en la comida de navidad, encargamos un fabuloso espumoso rosado de Sant Sadurní. Hasta los más fachas lo bebían con entusiasmo.

Es demagogia barata.


La combinación del boom inmobiliario y la aceleración de la actividad económica producida por la emigración nos han dado una falsa impresión de riqueza.

Intenté, hace dos años, ampliar la hipoteca, para comprar una plaza de garaje en mi edificio. Me costó tanto endeudarme para mi vivienda, que prescindí del garaje. Cuando intenté corregir mi error, el banco me volvió a tasar la vivienda, valorándola en tres veces lo que pagué por ella. Es un espejismo de prosperidad. Cuando mi casa valía veinte millones de pesetas, yo dormía dentro, tranquilo, con mi familia. Cuando la valoraron en sesenta millones, yo seguí durmiendo, tranquilo, con mi familia. Si mañana el precio se desploma, a mí plim, yo duermo en Pikolín. Que se joda el especulador.

Pero mucha gente humilde ha interiorizado una ideología de propietarios. Si mi casa vale sesenta millones de pesetas, yo soy un “sesentamillonario”. Y tu lo que eres es un pobre pringao.

En los primeros ochenta, cuando llegué a Madrid, no valía la pena intentar buscar trabajo. Sencillamente no había nada. Hoy, veinte años después, miles de emigrantes han venido a trabajar aquí, activando el mercado de vivienda, de ropa, el transporte, la venta de alimentos, de coches…

En el capitalismo, las motos no tienen marcha atrás. La bola de nieve de acumulación, incremento de actividad, llamada a nueva mano de obra... sigue girando, hasta que revienta. Y que no reviente. Pero mientras tanto, nos da una sensación de nuevos ricos.

La política puede ser una de las bellas artes, o un oficio despreciable. Esperanza Aguirre, y sus siervos han seguido una política vocinglera, tabernaria. “Amigo de los maricones”, le gritaron a Bono, en una manifestación de apoyo a víctimas del terrorismo. “Maricona, jua jua”, le gritaban a Zerolo, en un acto de cinco minutos de silencio, en Cibeles. Era un acto de homenaje a las víctimas del terrorismo. “Meteros vuestros muertos por el culo”, le dijeron a Pilar Manjón. (Me estoy empezando a poner nervioso, mientras escribo.) Y en las tabernas, que como creo haber mencionado ya, frecuento, es un mensaje que se entiende bien. Porque pretender que se pueda mantener un debate de ideas, apoyado en el mostrador, con un solysombra delante, es ilusorio. Ganará el debate quién más barbaridades y lugares comunes recite.


El periodismo mayoritario, en Madrid, es pura caspa. Si te subes a un taxi, lo más normal es que te asalte la COPE, o Radio Libertad, de Ruiz Mateos. Con las cadenas de TDT concedidas por la marquesa, la situación va a peor. Dió las cadenas a la COPE, al obispado, a Jiménez Losantos… Mejor no hablo de TeleMadrid. Recientemente han fichado a Miguel Platón. Este ‘señor’ se merece una entrada él solito. Si una radio y una prensa leal se dedican a agitar el anticatalanismo, el antimariconismo, el antirojismo, pues España se rompe, la familia se rompe y la educación se rompe.

¿Sabéis qué es el clientelismo cruzado? Si un recién elegido alcalde de un pequeño municipio de Madrid, es contratado por una empresa pública de la Comunidad, y se le exime de acudir a su trabajo para atender su nímio municipio, los votantes estarán encantados. Nunca un alcalde dedicó tanto tiempo al pueblo. En localidades pequeñas, no hay sueldo para los regidores, pero Francisco Granados les encuentra empleos, donde se les paga por no hacer nada. Así pueden dedicarse a la política local.

Por cierto, esos sueldos los pagas tú con tus impuestos.

Esos alcaldes ‘subvencionados’ recaudan votos, que apuntalan mayorías, que respaldan secretarios regionales, que nombran consejeros, que construyen carreteras, que permiten accesos a negocios, que adjudican obras, que financian candidaturas, que recaudan votos, que apuntalan….

Y palo al burro blanco: Si en tus listas, cuando la izquierda plural ganó a Esperanza Aguirre, llevas a Tamayo, pues mejor que voten a la derecha, directamente.


Efecto Berlusconi: Si en Italia puede ganar Berlusconi, en Madrid puede pasar cualquier cosa. Estuve en Roma hace pocos días. Antes de Semana Santa, evitando así a los beatos. Parece imposible que gane ese personaje. No creo que la política sea sólo gestión, también ideología. Pero alguien tiene que ordenar el tráfico y retirar la basura, joder. Y si la izquierda se muestra espectacularmente incapaz, pues luego pasa lo que pasa. Joaquín Leguina, primer presidente de la Comunidad de Madrid, era demógrafo de profesión. Ante la radical bajada de la curva de natalidad, dedujo que Madrid no necesitaba más infraestructuras, porque la población se estancaba. Ni más carreteras, ni más metro ni más viviendas. ¿Y luego qué pasó?

¿Alguien me ayuda a montar estas ideas dispersas en algo más coherente?

No, tu no, preciosidad.