El día 30 de diciembre, mis amigos los obispos, con la participación estelar del talibán pintamonas Kiko Argüelles, organizaron una misafiestación en la Plaza de Colón de Madrid.
Acudieron cientos de millones de fieles en defensa de la familia, ferozmente acosada por el laicismo galopante del Gobierno Zapatero. Algún obispo se aburrió mucho.
Pues bien, en mi opinión, ni el Gobierno es laicista, que ojalá lo fuera, ni la familia está acosada. Mejor aún: ¿Qué quiere decir que la familia está acosada?
Porque a mí nadie me ha obligado a divorciarme, ni con divorcio express ni descafeinado. Ni nadie me ha obligado a casarme con un hombre. Creo que la situación es la contraria. Los obispos y sus amigos en el poder IMPEDÍAN casarse a los homosexuales, o los encarcelaban, cuando el presidente fundador del Partido Popular era ministro. O impedían el divorcio de los matrimonios que fracasaban. Las leyes de este gobierno en asuntos familiares no obligan, sólo levantan prohibiciones.
Históricamente, el concepto de familia ha evolucionado mucho. Desde las Iglesias pretenden hacernos creer que es una institución del derecho natural, inmutable a través de los tiempos, pero no es cierto. Es una institución social, que ha cambiado cuando las sociedades han cambiado. Desde la familia en el más lato sentido posibles de los clanes, o la familia romana, que incluía a esclavos y a clientes, al estilo de la "familia" mafiosa. Desde el incesto ceremonial de la nobleza egipcia, o la poligamia. Desde la familia patriarcal, a los modelos matriarcales de cazadores que abandonaban el hogar en manos de las madres, a las familias en las que la educación de los hijos se dejaba en manos ¡del hermano de la madre!. Y así hasta el infinito.
Desde todos estos modelos de familia, a un modelo igualitario, no patriarcal, de unión libre basado en la voluntad de seguir unidos. De planificación familiar responsable, dejando la decisión final del embarazo en manos de la parte de la pareja que lo vive. Donde los hijos irán a clase de Educación para la Ciudadanía con la lección aprendida desde casa.
Hay muchos modelos de familia, y ninguno es el bueno.Porque me parece muy bien que una pareja decida abstenerse del sexo hasta que el cura les autorice, o que aún después, practiquen el coito a través de una agujerito en el camisón. Me trae sin cuidado, con la condición de que no vengan a mi casa a tocarme los cojones con sus fobias y sus neurosis.
Y, sí, están empezando. Por lo tanto, decido unirme al Manifiesto por la diversidad familiar.Está promovido por gente que entiende que la diversidad enriquece, y la uniformidad empobrece. Que todas las familias importan. Todas. Que la misafiestación del día 30 nace del odio al diferente. Internautas unidos por el respeto a la diversidad familiar.
Os animo a firmar el manifiesto y a participar en la iniciativa.
Actualización: La foto de arriba, la del obispo aburrido, al que su papá no le enseñó a taparse la boca con la mano al bostezar, es de El País, pero la he cogido de Antonio Parra, que como es un Enemigo de lo Ajeno, me lo perdonará.
