Siempre me impresionó Charles Laughton. Y, en concreto, esta película, en la que interpreta a un profesor pusilánime que, finalmente, decide tomar partido contra el fascismo. Y se convierte en un gigante.
Disculpad la mala calidad, la falta de coordinación del sonido y todo lo demás, pero vale la pena.
Disculpad la mala calidad, la falta de coordinación del sonido y todo lo demás, pero vale la pena.
5 comentarios:
No sé si es de las mejores películas que he visto, lo que sí sé es que es de las que más me han emocionado. Este final no tiene parangón. La emoción va subiendo hasta que te deja conmocionado.
Ciudadano Babeuf me ha despertado el deseo de volver a verla. Voy a amortizar un poco canon.
Salud y República
Dónde está la emoción??
en el fondo e en la forma??
en el texto del libro o en la situación personal del lector??
Consideramos admirable el drama del sacrificio personal. Este texto, u otros idénticos, se escuchan continuamente ante la indiferencia de los oyentes.
Nos conmueve el drama
nos aburre la libertad.
para conocer el precio de la libertad es necesario experimentar su ausencia.
El hombre nace libre. Mal negocio es vender la libertad sin conocer su valor. Cuando se pretende recuperar su precio se ha multiplicado.
La libertad hay que saber defenderla.
Algunos animales la defienden a mazazos.
DUrante demasiado tiempo, esta fue considerada un filme menor de Renoir, y de encargo.
Nada más lejos de la realidad, porque fué el propio Renoir el que, junto con el guionista Dudley Nichols, produjo este filme para la RKO. Creían necesario hacer llegar la voz de aquellos que estaban bajo la bota nazi, y explicar que ser un valiente no es tan facil como nos lo pintan en pelis de Rambo o John Wayne. La libertad no se regala, y puede tener un preció altísimo.
El reparto está encabezado por un sublime Laughton (buen amigo de Renoir), que puso toda la carne en el asador en un papel memorable. Bien acompañado de actores como George Sanders, Walter Slezack, Una O'Connor y la bellísima Maureen O''Hara.
Una película, que pese a estar ambientada en la 2ª Guerra Mundial, parece fuera del tiempo. Para verla y volverla a ver, y recomendarla
Muy acertadamente nos enseña Gracchus Babeuf a comprender el contesto:
”un profesor pusilánime que, finalmente, decide tomar partido contra el fascismo.
Bien está, más vale tarde que nunca pero…
la pusilanimidad para defender la libertad de TODOS es ventaja que otorgamos al autoritasmo y que bien sabe utilizar.
El pensamiento (erróneamente atribuido a Brecht , es muy brechtiano):
“Cuando los nazis vinieron por los comunistas / me quedé callado; / yo no era comunista. / Cuando encerraron a los socialdemócratas / permanecí en silencio; / yo no era socialdemócrata. / Cuando llegaron por los sindicalistas / no dije nada; / yo no era sindicalista. / Cuando vinieron por los judíos / No pronuncié palabra; / yo no era judío. / Cuando vinieron por mí / no quedaba nadie para decir algo.”
nos alerta claramente contra el riesgo de no apreciar la libertad hasta que nos la arrebatan.
¡Ojo¡ con los liberales defensores de SU libertinaje, de su capital y de sus accionistas.
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