Ayer hicimos el amor, mi pareja y yo, de forma apasionada. Al terminar, tras el sudor y los jadeos, mi amor me preguntó:
Oh, tú, el del miembro enhiesto, dime, de cero a cien ¿cuánto me quieres?
Y yo, en duda, sin saber qué hacer, después de, puesto que deje de fumar, meditaba:
Y tuve una visión: Porque el cielo se abrió por siete partes, y de cada parte surgió un ángel, que tañó una trompeta, y al sonar de la trompeta, surgió una bestia, con siete cabezas y en cada cabeza siete cuernos. Y en la frente, la bestia mostraba su número. Y el numero era diez millones ciento sesenta y nueve mil novecientos setenta y tres.
-Oh, dije, la del vientre cálido, me preguntas cuanto te amo, de cero a cien. Y la respuesta es diez millones ciento sesenta y nueve mil novecientos setenta y tres, puesto que la Junta Electoral Central ha dictaminado que tal es el número de los tontos de los cojones.
Y tanto entusiasmó mi respuesta a mi amor, que repetimos la jugada, como si sólo tuviéramos cuarenta y cinco años.
martes, 9 de diciembre de 2008
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5 comentarios:
JA,JA,JA,JA.
NO PUEDO DECIRTE NADA MAS,JA,JA,JA.
Afloje un poco el sombrero que la presión craneal le está empezando a perjudicar seriamente.
De la cuenta debería descontar el número de hijos de la gran puta (inclúyanse concejales, alcaldes, diputados autonómicos y nacionales que son votados por los tontos de los cojones y que de tontos no tienen un pelo.
Me mondo. Lirondo.
Felicidades por esa intensa vida sexual, jefe... por cierto, ojito con lo que echamos en el cigarrito de "después de" para tener esas visiones dignas de Juan the revelator...por lo demás, estupendo post que al fin y al cabo el sentido del humor es un arma cojonuda.
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